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  • Foto del escritorNatalia Palma

Tigridias en el Códice Florentino


Las especies vegetales han sido fundamentales para el desarrollo de las sociedades humanas y su cultura y, aunque nos parece que algunas tuvieron un papel protagónico al ser sustento de la alimentación, como el caso del maíz y las papas en buena parte de América, ello no quiere decir que no se conocieran y valoraran otras plantas, árboles y flores.


La imagen superior corresponde a la Historia Tolteca Chichimeca (1550 aprox.), en la parte superior y a los lados de la cueva (centro), se observa una gran variedad de vegetación.


Si quieres leer un poco más sobre las flores en contextos prehispánicos >>> aquí.


Las plantas con flores que llamamos Tigridia también han acompañado a las mujeres y hombres en su devenir; así en el pasado se conocieron, se utilizaron y, probablemente, empezaron a domesticarse.

En esta imagen del Códice de Huamantla (finales siglo XVI), observamos la milpa y vegetación asociada, como encinos y agaváceas.


Fray Bernardino de Sahagún, franciscano quien vivió entre 1490 y 1590, aproximadamente, además de su labor evangélica desde 1529 en lo que sería la Nueva España, emprendió un magno trabajo de investigación, recopilación, traducción y transcripción de las “cosas naturales, humanas y divinas”, de los pueblos del centro de México.


En la parte inferior del la imagen se escribe: "El venerable padre fray Bernardino de Sahagún, varón estático y doctísimo, uno de los primeros que leyeron teología en el célebre Colegio, donde vivió más de 40 años, ocupado en enseñar y escribir las doctísimas y utilísimas obras de que hace catálogo la Biblioteca Mexicana...".



Gracias a estas labores dirigidas por Sahagún contamos con el Códice Florentino, un texto bilingüe, en náhuatl y castellano, que cuenta con numerosas pictografías e ilustraciones, mismo que sirvió de base a la Historia General de las Cosas de la Nueva España.


Aspecto de los libros del Códice Florentino (tomado de El Universal).


El libro XI del Códice Florentino contiene varios apartados dedicados a las los árboles, las maderas, las raíces comestibles, las hierbas medicinales y otras plantas utilizadas en lo que corresponde al centro de México. La información contenida en estas hojas ha sido de gran utilidad para conocer y tratar de entender las culturas mesoamericanas.


Páginas e imágenes selectas del Códice Florentino (tomado de wdl.org)


Por supuesto, la Tigridia aparece en este libro XI, con excelentes ilustraciones y un texto en náhuatl que destaca la disposición de las hojas y el colorido de sus flores, sin olvidar las manchas atigradas que las caracterizan.

En la imágenes anteriores podemos apreciar los detalles de la entrada para oceloxóchitl en el Códice Florentino.


Por último, pero no menos importante, en estos textos aparece el nombre “oceloxóchitl”, una voz nahua que puede leerse como “flor de ocelote”; así como la palabra cacomitl, que se refiere al bulbo comestible de la Tigridia.



En la imagen inferior derecha encontramos el texto en náhuatl:


Ocelosuchitl xiuitl in iatlapal in iquillo melactic memeloac In cueponca itoca ocelosuchitl couhqui tlapapalotectli coztic cequi chichiltic inic mitoa ocelo suchitl in coztic motlatlapalapichi in chichiltic motetecocauhalpichi mocuicuilco cuicuicuiltic (créditos: CEN-UNAM, 2018).


El texto habla sobre las características de la planta y las razones de su nombre: se trata de hierbas que crecen muy derechas y rectas. Además, explica que sus flores se abren como mariposas y tienen variados colores: algunas flores son amarillas con un moteado colorado, con lo que se explica su nombre, pero también las hay coloradas y moteadas.




Y en otra parte del códice, la referencia al cacomitl:



"Hay otras raíces que también se comen que se llaman cacomitl: cómense cocidas, tienen cáscaras y hojas casi como de cebollas, el meollo es blanco y comestible y tiene sabor como de castañas".







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